Andrés Castaño, Neuroftalmólogo:
“No tengo palabras para agradecer a los docentes del INCA, los llevo en el corazón”
En 2011, el Doctor Andrés Castaño tuvo su primer acercamiento con el Instituto de Neurocirugía, a través de una pasantía de cuatro meses donde pudo conocer el servicio de Neuroftalmología y, sin duda, esa experiencia lo hizo regresar a formarse unos años después, desde cuando mantiene un vínculo especial con los profesionales de la entidad que fueron sus docentes y un gran agradecimiento, según relata.
Cerca de 16 años como neurólogo suma el Doctor Andrés Castaño, profesional con 47 años, casado y con dos hijos, que egresó en 2006 de la Universidad de Antioquia (ya en 1999 se había recibido como médico general de la Universidad Pontifica Bolivariana). A partir entonces trabajó en distintos hospitales de referencia en Colombia, Medellín, su ciudad natal y de residencia, como el Hospital Pablo Tobón Uribe y la Clínica cardiovascular Cardio VID.
En 2011, el especialista realizó una pasantía en el INCA, una oportunidad en que la experiencia, según recuerda, fue muy positiva, por lo que tiempo después decidió postular a la Estada de Perfeccionamiento en Neuroftalmología en el Instituto y regresó nuevamente en 2013 a cursar esta etapa de su formación. Sin duda, un período que valora inmensamente por la calidad decente, de aprendizaje y también humana. Hoy se desempeña paralelamente en las clínicas de oftalmología Santa Lucía, San Diego y Clofán, ha sumado en su formación académica un Máster en Neuroftalmología y Rehabilitación Visual de la Universidad de Valladolid y su vínculo con el Instituto de Neurocirugía se mantiene a pesar de los miles de kilómetros que lo separan de Chile.
¿Cómo nació su interés por especializarse en el INCA?
Cuando realicé mi pasantía en 2011, fue un primer acercamiento fantástico donde hubo una conexión especial, me encantó el país y el INCA y eso me llevó a hacer nuevamente en esta entidad la Estada de Perfeccionamiento en Neuroftalmología en el período 2013-2014. En general, hay pocos centros de formación en esta especialidad en Latinoamérica y el Instituto tiene muy buenas referencias, al igual que la Doctora Verónica Fernández y el Doctor Cristián Luco, así como el grupo al que pertenecen, el Club Latinoamericano de Neuroftalmología (CLAN). De esta manera, fueron claras todas las ventajas de poder estar allá. Postulé y fui afortunado de ser aceptado; fue una gran experiencia.
¿Qué fortalezas destaca de su formación en el Instituto?
Primero, un grupo humano excelente, además de muy cálido y una formación académica de excelencia con un gran nivel de los docentes, lo que me permitió aprender mucho. Siento un enorme agradecimiento por todo el grupo de personas (Doctor Sergio Galano, Doctora Cecilia Trigo, etc.), y especialmente hacia la Doctora Verónica Fernández y el Doctor Cristián Luco, quienes además de ser grandes docentes, me permitieron integrar en mi formación la perspectiva de neurología y de oftalmología y retinología, que no se tiene en todas partes. Además, la manera de acogerme, no tengo palabras para agradecerles, los llevo en el corazón.
Asimismo, destaca como una gran fortaleza la riqueza en pacientes que tiene el INCA. Al ser un centro de referencia en neurología y neurocirugía, la cantidad de pacientes que se ven son muchos y en muchas condiciones y eso favorece enormemente el aprendizaje, lo que hace que académicamente sea un lugar ideal para formarse y quedar muy bien preparado. Tuvimos la posibilidad de atender a niños en esta especialidad, lo que no es tan frecuente en otras partes, y sumó valor a nuestro aprendizaje. Asimismo, la formación en neurorradiología y otoneurología y su servicio fue fundamental. También agradezco a ellos, en especial al Doctor Homero Sariego.
“Destaco como fortalezas un grupo humano excelente, además de muy cálido, y una formación académica de excelencia con un gran nivel de los docentes, lo que me permitió aprender mucho”
¿Cómo ha sido un aporte este paso por el INCA en su labor actual?
Como centro de referencia, el Instituto enfrenta todas las patologías neurológicas y neuroquirúrgicas graves, y el tener este acercamiento tan grande con pacientes de este tipo te otorga una experiencia muy amplia en esta clase de situaciones. Por ejemplo, los tumores de la hipófisis que tienen tanto compromiso visual, en el INCA los veíamos y atendíamos con muchísima frecuencia, algo que en la práctica cotidiana vemos, pero no con la habitualidad que se daba en el Instituto. Entonces eso y muchas otras condiciones aportan una gran calidad en la enseñanza y aprendizaje. Las bases para ser neuroftalmólogo son muy buenas.
¿El vínculo se mantiene?
Sí, es fantástico, el staff del área de Neuroftalmología del INCA pertenece al CLAN, donde hay especialistas de múltiples nacionalidades, como México, Argentina, Brasil, Colombia, EEUU y, por supuesto, Chile, y somos una gran familia. Se mantiene el contacto, ya que además de ser colegas nos hemos convertido en amigos, y siempre está la disposición a acompañarnos todos con los casos y pacientes. Por eso, estoy muy agradecido de mi paso y formación en el Instituto.