Felipe Luna, Neurocirujano Jefe de Cirugía de Columna:
“Tenemos la oportunidad de ayudar a la gente, es un privilegio para mí y para el equipo hacer lo que hacemos”
Ya con pregrado y postgrado cursado en la Universidad de Valparaíso, donde realizó su beca de Neurocirugía, el Doctor Felipe Luna se vinculó por primera vez con el INCA al postular y realizar en 2012 el Fellow de Vascular y Base de Cráneo, con el Doctor Jorge Mura. Al año siguiente, comenzó a trabajar en el Hospital San Borja Arriarán (donde llegó a ser Jefe de Neurocirugía), armando un equipo en el que empezó a dedicarse más a columna, lo que quiso reforzar en 2016 con su segundo Fellow, ahora en Cirugía de Columna en la Clínica Las Condes. De ahí en adelante quedó claro que la especialidad era lo que lo apasionaba, una labor que hoy realiza en el Instituto como Neurocirujano y Jefe de Cirugía de Columna y percibe como un gran privilegio y responsabilidad.
Fue en 2019 que el entonces Jefe de Columna del INCA, Alejandro Escobar, invitó al Dr. Felipe Luna a participar como cirujano de columna en el hospital y desde ese año está dedicado 100% a esta especialidad, asumiendo además en octubre pasado como Jefe del área en el Instituto, equipo que hoy forman seis cirujanos.
“Que me hayan invitado al Instituto de Neurocirugía se sintió como un gran privilegio, porque es un centro de resolución de patologías complejas, tiene un gran volumen y es donde uno como neurocirujano quisiera estar. Somos pocos los que hemos hecho el pregrado en otros hospitales y que hemos logrado entrar acá, ya que generalmente trabaja gente que se ha formado en el INCA”, comenta.
Por eso, recibir la invitación fue para él un gran honor y, a la vez, una gran oportunidad y también responsabilidad, porque el cargo va ligado, además de la parte clínica, también a la docencia. “Uno está a cargo de los becados y eso implica que tienes que mantenerte actualizado en conocimiento, en las técnicas quirúrgicas y debes tener también la paciencia y la capacidad de enseñarles lo que sabes, transmitir todo lo que se pueda. Es una gran responsabilidad y un privilegio tener la oportunidad de hacer docencia”, enfatiza.
¿Cuáles son las principales patologías que ven en el área de Cirugía de Columna?
En general, el gran porcentaje de patologías que vemos es de columna degenerativa compleja, pacientes previamente operados que se han mantenido con dolor y que requieren cirugías más avanzadas. También vemos pacientes con tumores de columnas, que pueden ser, por ejemplo, metástasis vertebrales, tumores de origen neural, intramedulares o de las raíces nerviosas y, además, atendemos hartas fracturas que vienen derivadas de otros hospitales.
Deformidades en niños es algo que tenemos pendiente y probablemente está dentro de los proyectos del hospital que nos integremos más con los neurocirujanos pediátricos y abordemos todo tipo de deformidad de columna pediátrica y adolescente. Este último es un grupo que no está muy protegido en el sistema actual, y si los casos no han sido resueltos en la niñez, muchas veces quedan sin resolver; no tienen un centro de derivación en Chile, por lo cual es parte de los retos que tenemos pendientes.
“Abordar deformidades en niños es algo que tenemos pendiente y probablemente está dentro de los proyectos del hospital que nos integremos más con los neurocirujanos pediátricos y abordemos todo tipo de deformidad de columna pediátrica y adolescente”
¿Cuáles son los exámenes necesarios que usan para abordar estas patologías?
Siempre será la historia clínica del paciente, el examen físico y con eso te haces una idea de dónde estará el problema, porque si le tomas una imagen a una persona sana sin dolor, de cierta a edad hacia arriba, siempre encontrarás algo, ya sea una hernia, artrosis de columna o discos intervertebrales deteriorados.
Entonces la imagen estará siempre guiada por la clínica y dependerá de lo que sospechemos. Puede ser un scanner, una radiografía de columna simple, una dinámica (en movimiento) o también una resonancia, que es lo que más usamos hoy día. Además, hay otras técnicas por imágenes que no tenemos en el hospital y a veces necesitamos, como el SPECT/CT, cintigrama que se fusiona con un scanner y algunos pacientes se lo deben hacer externamente.
Aunque en el equipo de Columna tenemos mucha experiencia en ver imágenes, porque de cada paciente que entra vemos una imagen (scanner o resonancia), contamos con un equipo de Neurorradiología de excelencia y cuando tenemos alguna duda, en casos más complejos o atípicos, disponemos afortunadamente de su apoyo, igualmente cuando necesitamos angiografías espinales para saber por dónde están irrigados algunos tumores.
¿Qué instrumentos son relevantes en pabellón?
Las técnicas quirúrgicas con los años se han ido haciendo cada vez menos invasivas. Si piensas en generaciones atrás, algunos se sorprendían e incluso se molestaban cuando los cirujanos más jóvenes de esa época empezaron a operar las hernias con microscopio, porque ellos las operaban “a ojo”. Obviamente las complicaciones e incisiones eran mayores, las recuperaciones postoperatorias de los pacientes eran muchos más largas y las estadías intrahospitalarias también.
Con el tiempo han ido apareciendo nuevas técnicas que lo que buscan básicamente es generar el menor daño posible en los tejidos sanos y llegar directamente a la patología. Y hoy en día la microcirugía (bajo microscopio) es parte del estándar.
Actualmente existen técnicas de cirugía de columna endoscópicas, en que introduces una pequeña cámara y a través de este tubo el instrumental: pinzas, coaguladores, fórceps y, mediante ese pequeño canal, llegas al segmento que quieres descomprimir para, por ejemplo, sacar una hernia y operas al paciente. Lo puedes hacer incluso con el paciente en estado vigil, ni siquiera con anestesia general, y con el mínimo daño a la musculatura; no cortas ninguna fibra muscular, ya que insertas pequeños dilatadores que van separando las fibras musculares hasta ese pequeño diámetro, llegas a la columna, a la hernia, la sacas y sales.
Desde este año comenzaremos en el INCA con la cirugía endoscópica, que es una técnica que al menos tres de los seis cirujanos del equipo ya manejamos, la hacemos en el extra sistema y afortunadamente la Dirección nos ha apoyado y logramos iniciar con los primeros 50 casos.
Esta técnica es algo que alcancé a desarrollar en el Hospital San Borja, Arriarán, uno de los primeros centros públicos donde se hizo, hoy también se hace en el Hospital Intercultural de Nueva Imperial y en el Instituto Traumatológico, entonces es una técnica en la que estamos al debe, pero por el volumen que manejamos en el Instituto de Neurocirugía rápidamente nos pondremos al día.
Siempre les digo a los becados que tienen que ser capaces de manejar todas las técnicas. Si se van a dedicar a columna tienen que saber operar bien con lupa, microscopio, endoscopio, etc., de forma que cuando vean el caso en particular, según este decidan cuál es la mejor estrategia para llegar a ese paciente.
Hay cirujanos que solo hacen cirugía endoscópica e inevitablemente cada caso que ven lo piensan desde ese prisma, es decir, planifican cómo van a entrar por el endoscopio, que a veces puede ser más simple o más complejo. Si manejas todas las estrategias sabes que, probablemente, la vía endoscópica en un caso en particular no será la mejor, sino que tienes que hacer una cirugía hecha y derecha.
“Siempre les digo a los becados que tienen que ser capaces de manejar todas las técnicas. Si se van a dedicar a columna tienen que saber operar bien con lupa, microscopio, endoscopio, etc., de forma que cuando vean el caso en particular, según este decidan cuál es la mejor estrategia para llegar a ese paciente”
Hablando de casos clínicos relevantes, ¿alguno que recuerde particularmente?
Todos los pacientes son especiales, recuerdo muchos casos; el volumen del INCA es enorme: cada cirujano a la semana aborda mínimo un caso complejo y en promedio, dos o tres casos. Sin embargo, lo más satisfactorio es cuando llega un paciente con dolor severo que como cirujano uno lograr controlar y le cambia la vida.
Yo y otros cirujanos del equipo de Columna hemos sido pacientes. Particularmente me operé de una hernia, me tocó vivir la experiencia del dolor prolongado por esta, que fue algo que claramente me cambió la visión de lo que hacía: por un lado, entender lo que significaba que a uno le quitaran ese dolor y, por otro lado, también comprender lo que significa estar con un dolor crónico, tanto para el mismo paciente como para el grupo familiar.
Una persona que sufre algún dolor importante, incluso ni siquiera tan severo, pero sostenido en el tiempo, no estará bien en el trabajo, en la casa, etc. Si no puede trabajar y es el principal sostenedor del hogar, obviamente va generando otros impactos que no son solo de tipo médico, sino también emocional. Cuando logras controlar el dolor de los pacientes y te das cuenta de que los has ayudado en ese sentido, sientes una gran satisfacción.
Cuando partí en la Neurocirugía lo primero que hice fue seguir un Fellow en Vascular y Base de Cráneo, porque quería mejorar mis técnicas microquirúrgicas y dedicarme a patologías donde le salvara la vida a la gente, que es lo que hace el equipo Vascular muchas veces cuando opera a un paciente que llega con un aneurisma roto y que va a morir.
Sin embargo, la Neurocirugía no es solo eso, también te permite aliviar a personas que a veces pueden llevar años con dolor severo y no tienen una calidad de vida adecuada. Muchas veces tienes al paciente que está vivo, pero no hace lo que quiere hacer, no puede disfrutar de la vida como quiere hacerlo, no puede trabajar, etc., tiene una calidad de vida pésima, y eso es parte de lo que logras con la cirugía de columna. Aquí las expectativas de las personas no son que les salves la vida, sino que les des una mejor calidad de vida. Ese es el desafío de las cirugías.
“La Neurocirugía no es solo salvar vidas, también te permite aliviar a personas que a veces pueden llevar años con dolor severo y no tienen una calidad de vida adecuada”
¿Los pacientes pueden tener sobre expectativas de los resultados?
La gente que viene a operarse de la columna llega con un dolor y en general espera salir sin este. Y ahí uno los aterriza según el cuadro, probablemente es que se mantenga cierto grado de dolor, pero la calidad de vida, sin duda, mejorará.
Se debe manejar bien la parte humana, entender el dolor y hacer comprender a los pacientes los objetivos reales de la cirugía, porque o si no se frustrarán.
Es súper importante gestionar eso desde el principio y saber comunicar. Hay cuadros que generarán dolor crónico, que es manejable y les pueden permitir tener una buena calidad de vida, pero a veces no podrás solucionar todo el problema, que muchas veces lleva años de evolución. Son columnas muy desgastadas y tú no estás haciendo un trasplante de columna, sino que estás tratando de descomprimir, alinear, etc., para lograr con eso un resultado mejor, pero una columna de 60 años, tiene 60 años y si tu operas un segmento, el segmento que está al lado seguirá teniendo esa edad de desgaste.
¿Cuáles son las fortalezas del Equipo de Columna del INCA?
La principal fortaleza es que técnicamente somos exigentes, cada caso lo discutimos entre nosotros, somos bien críticos con nuestras cirugías y estamos abiertos a las críticas de otros, eso te obliga a mantener un estándar alto de técnica. No pasa lo que pasa en otros lados en que operas y nadie está viendo tus casos. Acá cada paciente que se opera se presenta, se manda la imagen de control postoperatorio, tenemos los becados que nos envían un informe diario del seguimiento de los pacientes y discutimos aquellos que han tenido una evolución que se ha complicado. Ese mismo control entre pares es el que mantiene un alto estándar que no se da obviamente en lugares donde la gente trabaja sola.
Otra fortaleza es el volumen y la complejidad de los pacientes que manejamos acá, que no se repite en otros lados, lo que obviamente para un cirujano es algo favorable porque te mantiene en un eterno entrenamiento toda la semana. Estás todos los días operando, eso es una gran ventaja y gran fortaleza para nosotros. En la práctica privada en general los casos son mucho menos complejos.
Una fortaleza más es que, así como los pacientes se discuten tras ser operados, todos los pacientes, a excepción de las infiltraciones, se han discutido antes en reunión, lo que también permite que cuando ofrecemos una cirugía es una intervención que realmente es planificada en consenso entre los seis cirujanos del equipo; nadie se escapa con ideas propias, sino que se discuten bien todos los casos y se planifica la mejor estrategia. A veces se presenta un caso y nos parece que hay que hacer más exámenes para definir cuál es la mejor cirugía. Además, como equipo nos llevamos todos bien y la convivencia es muy agradable.
Pensando en los retos y la visión de futuro para optimizar la atención de pacientes en el pabellón, ¿cómo se proyectan en el nuevo hospital?
El reto con el nuevo hospital y con el hospital actual es tratar de bajar la lista de espera quirúrgica. Tenemos una lista que históricamente ha ido creciendo en el tiempo y tenemos toda la disposición a trabajar más para poder bajarla. El tener un hospital nuevo nos permitirá probablemente tener más acceso a pabellón, pero necesitamos también la capacidad de organizarnos y aprovechar esto. No sacamos nada con tener más pabellones y ser los mismos profesionales los que estamos “dando la pelea” y con los mismos ritmos que manejamos hoy. Este es un hospital que puede ser más eficiente en todo el funcionamiento dentro y fuera de pabellón.
El gran desafío de tener un nuevo hospital es sacarle provecho y estoy seguro de que en el equipo de Columna lo haremos. Es imposible no hacerlo porque los pacientes están y a nosotros nos encanta operar, entonces vamos a darle el tiempo necesario al hospital para sacar estos pacientes adelante, y en el contexto del hospital nuevo probablemente contaremos con más tecnología para hacer cirugías cada vez menos invasivas, tener estadías hospitalarias más cortas, menor tasa de complicaciones, etc.
Básicamente el principal desafío es estar a la altura del nuevo hospital y de lo que necesitan nuestros pacientes: una atención de calidad, que es algo que estamos haciendo desde ahora, obviamente siempre con esta doble mirada que es la técnica quirúrgica y la docencia. Como centro de referencia y formador siempre estamos preocupados de dar una atención con la más alta capacidad técnica y que nuestros becados salgan preparados para que puedan resolver lo que deban resolver.
El hospital nuevo será eso: un centro que nos permitirá operar más pacientes con nueva tecnología y también sacar neurocirujanos bien formados manejando toda la patología de columna básica, de manera que cuando lleguen, ya sea a Punta Arenas, Arica o donde se quieran ir, sean capaces de resolver todos los casos que muchas veces hoy son trasladados al INCA desde regiones.
Finalmente, ¿qué es lo que más valoras de tu trabajo en el INCA?
Estar en el hospital es mi mayor orgullo, además de mi familia, y lo que me hace más feliz. Siempre les digo a los becados que la Neurocirugía es dura, pero cuando uno llega a un punto en que la disfruta se transforma básicamente en algo que no es trabajo. Uno sale cansado, puede pasar rabias, pero la verdad es que cuando yo vengo a trabajar al Instituto siento que realmente no estoy trabajando, es como si fuera un hobbie: es un momento de descanso mental, estoy con mis amigos, operando con ellos. Además, tenemos la oportunidad de ayudar a la gente, es un privilegio para mí y para el equipo hacer lo que hacemos.
“El hospital nuevo será eso: un centro que nos permitirá operar más pacientes con nueva tecnología y también sacar neurocirujanos bien formados manejando toda la patología de columna básica, de manera que cuando lleguen, ya sea a Punta Arenas, Arica o donde se quieran ir, sean capaces de resolver todos los casos que muchas veces hoy son trasladados al INCA desde regiones”