Dr. Álvaro Ruiz Ramírez, Neurocirujano del Servicio Adultos:
“Existe un abismo con la tecnología, el entrenamiento del personal y la calidad de la atención a los pacientes en la actualidad”
Con 37 años de experiencia en el INCA, el Dr. Álvaro Ruiz Ramírez ha podido apreciar el avance del INCA y la evolución de la Neurocirugía en este tiempo. Desde el progreso en el diagnóstico por imágenes hasta el papel fundamental del personal médico y de enfermería, nos comparte su visión única sobre los desafíos y logros en esta especialidad.
¿Cómo era la ejecución de la actividad neuroquirúrgica de antaño en comparación con la actualidad?
Es difícil apreciarlo en forma resumida considerando casi tres décadas de experiencia en la especialidad y la perspectiva que eso me otorga. Quizás una analogía simple sería comparar un “renoleta” con un vehículo 4×4, ya que existe una gran brecha o abismo con la tecnología, el entrenamiento del personal y, como resultado final y decisivo, la calidad de la atención brindada a los pacientes en la actualidad.
¿Qué avances o innovaciones destacan en esta disciplina por su impacto significativo en el tratamiento de los pacientes?
En primer lugar, destacaría el progreso en el diagnóstico por imágenes, con la introducción del escáner en su momento y luego la resonancia magnética nuclear, un fenómeno que, además, ha sido mundial.
En segundo lugar, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y Unidad de Terapia Intensiva (UTI), que han sido de gran apoyo. En forma complementaria, el desarrollo de tecnologías utilizadas en los pabellones quirúrgicos, que ha sido notable y el establecimiento de equipos de subespecialidad en Neurocirugía también ha contribuido significativamente al progreso en esta área.
También considero que, como consecuencia de estos avances, la demanda de esta especialidad ha aumentado a lo largo de los años, ya que la mejora en los diagnósticos ha incrementado la necesidad de atención. Hablamos de un tipo de demanda en que el tiempo es fundamental.
En mi opinión, la accesibilidad al hospital por parte de la demanda del país ha mejorado, pero creo que todavía puede ser mejor. Esta opinión está en línea con la aspiración de contar con un hospital nuevo, acorde al desarrollo del país, en lo cual la administración está comprometida.
“En primer lugar, destacaría el progreso en el diagnóstico por imágenes, con la introducción del escáner en su momento y luego la resonancia magnética nuclear, un fenómeno que, además, ha sido mundial”
¿Qué elementos son clave en la historia de la Neurocirugía en el INCA y su contribución al avance de esta especialidad?
Es importante destacar a las personas. El tipo de personal con el que he trabajado, principalmente colegas y personal de urgencia y quirófano, siempre ha sido excepcional. Nunca hay que dejar de valorar eso. He visto ejemplos, mayores o menores, en muchas personas con el deseo de contribuir a que las cosas sean mejores.
Desde el punto de vista organizacional, también destaco el papel de la enfermería, que se ha definido mucho mejor a lo largo de los años y permite una mejor evaluación y autocrítica de la gestión. En la actualidad, son una parte medular del equipo de salud.
¿Han sido superados algunos retos claves en este tiempo?
Sí, sin lugar a dudas. Son muchísimos, y lo más importante es que constantemente surgen nuevos desafíos. Algunos esperan que las soluciones lleguen mañana, o incluso hoy mismo. Siempre ha sido así. Es parte del ímpetu y la pasión en muchos casos, y es muy comprensible. Recuerdo una frase que mi padre solía decirme cuando era niño: “No temas avanzar despacio, solo teme no avanzar”.
¿Cómo ha evolucionado la formación en Neurocirugía en el Instituto?
Es una pregunta muy importante, especialmente si se considera que el alma del hospital se entrelaza desde sus inicios con la facultad de Medicina. Este vínculo, sin duda, es uno de los mayores tesoros de la institución. Si bien no soy el indicado para responder esto, solo puedo expresar mi agradecimiento por haber tenido la oportunidad de trabajar en un hospital docente.
Sin embargo, en cuanto al futuro, me gustaría destacar el espíritu de servicio público que siempre ha caracterizado al hospital. Así fue concebido desde sus inicios. Creo que se puede y se debe aspirar a seguir siendo un referente para el país en términos de institución y especialidades médicas. Hablo desde una época en la que, aunque pueda equivocarme en las palabras, parece que se está intentando imponer en términos generales la idea de un pragmatismo individualista en todos los ámbitos; es importante tener cuidado con esta faceta de lo que llaman globalización. Por eso es clave seguir manteniendo como siempre el espíritu del INCA.